Janet by Paz Iribarne

Janet by Paz Iribarne

autor:Paz Iribarne
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Romántico
publicado: 2019-04-17T22:00:00+00:00


Janet recorría las calles en su vehículo, Dios, había extrañado tanto esa ciudad, el estar con su madre, la calidez que ella le brindaba. Cuando ella murió, la mujer entendió que nada la unía a aquel lugar. Mark también se había marchado, entonces, se encontró en un laberinto al cual no le hallaba salida.

Mark había sido todo para ella, su amigo, su confidente, su amante, perderlo había significado querer borrar parte de su existencia. Se encontraba frente a aquella casa, el jardín y los rosales lucían exactamente igual que hacía diez años. No pudo evitar sonreír. Descendió del vehículo y se acercó a la puerta la cual se abrió antes de que pudiera tocar.

—Ven, estaba esperándote

Janet atravesó el umbral en silencio, observó como el lugar estaba limpio pero cubierto de sábanas blancas que cubrían los muebles que aún quedaban.

—Mis padres se mudaron de aquí hace cinco años.

—Siempre me gustó esta casa, me parecía enorme en comparación a la caja de zapatos que tenía como departamento – Mark sonrió y colocó las manos en su bolsillo.

—Ven, vamos al jardín

Se dirigieron al fondo de la casa en donde estaba la pequeña piscina, el verde del húmedo césped hizo que Janet se quitara sus tacones y se sentará en él, acomodando su vestido rosa.

—¿Qué sucedió con la piscina?

—El filtró se descompuso hace unas semanas, y no han venido a repararla – Janet asintió levemente

Mark se quitó la chaqueta y tomó asiento a su lado..

—Bien, estoy aquí, ¿de qué quieres hablar? – el hombre acarició el brazo desnudo de la mujer suavemente erizándole la piel.

—No hagas eso – la chica quitó rápidamente su mano – he venido a hablar contigo así que, hablemos...

—Quédate.

—¿Qué?

—No voy a poder sin ti Janet, te amo tanto... – la chica se quebró, dejando caer lágrimas las cuales trataba de secar, pero era imposible.

—Esto está mal, tú lo sabes, no es bueno para ninguno de los dos..

—Sí lo es, hacía años que no me sentía tan vivo, volviste a descubrirme...

—Tú estás comprometido – interrumpió con un dejo de angustia.

—Sí, lo estoy.

—¿Entonces?

—Dame tiempo, déjame que arregle las cosas con mi familia.

—Y mientras tanto ¿qué?

—Seguimos así – la rubia se rascó su cabeza.

—¿Cuánto?

—Unos meses, déjame que...

—Mark, no puedo esperar hasta que tú tengas las pelotas para enfrentar a Lydia y a tus padres, eres un hombre de 30 años, ¿no puedes decidir?

—Lo estoy haciendo, te elijo a ti, te amo Janet, jamás amaré una persona como lo hago contigo.

Los labios de Mark se movieron sobre la delicada piel de su rostro, empapándola de besos, sorbiendo cada lágrima que caía. Janet debía ser fuerte, pero, frente a él, todo se trastornaba. Suavemente la recostó sobre la hierba..

—Nadie se compara contigo, con tu hermosura... –los dedos la recorrían hábilmente, creando una sensación de placer indescriptible – jamás podré tener esto con otra, tú me marcaste Janet Atkinson, lo sabes..

La rubia movió sus manos, acariciando el rostro del chico, y uniendo sus labios a los de él, encontrando infinidad de sabores que le encantaban, Mark



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